Última noche

Bueno, pues ha llegado el momento. Esta es mi última noche en España y he de reconocer que siento un vértigo inmenso ahora mismo. Parte porque no me queda casi tiempo y aun estoy peleándome con las maletas, y parte, la más grande, por tener que dejar a todos mis seres queridos aquí. Semanas y semanas sola en otro país, sin poder abrazar a mi madre, chinchar a mis sobrinos, besar al amor de mi vida. ¿Para que se me ocurriría a mi meterme en esta historia, con lo bien que estoy yo en mi casa?

Si, se lo que me vais a decir, que me anime, que vale que al principio es duro pero que luego te acostumbras, que es toda una experiencia... Y si, también se que lo hago porque mejorar el inglés repercutirá en mi futuro en positivo, la experiencia me enriquecerá, vivir un tiempo en el extranjero siempre es recomendable, etc. Pero esto son cosas que aprecias con el tiempo, y yo, en estos momentos, sólo siento tristeza y miedo. Se que es irracional, se que tengo que ser positiva, pero los sentimientos son los que son y, dado que es mi última noche aquí, voy a permitirme ser una llorica blandengue. Ya tendré tiempo de hacerme la fuerte una vez llegue allí.

Encima las maletas me están volviendo loca. Ya no es sólo que no me quepa todo lo que necesito, que ciertamente no me entra, es que una vez tenía la maleta preparada resulta que me paso del peso. ¿Para que le compraría a la familia una botella de vino y no una ligera y pequeña caja de bombones? Así que mañana, en vez de pasarme la mañana relajada y disfrutando, tengo que deshacer toda la maleta y prescindir de lo prescindible, que qué será eso, me pregunto yo, porque a mi forma de ver me hace falta todo. Pensareis que soy una coqueta con cien mil prendas de ropa...nada más lejos de la realidad. Pero aun así no me entra, ¡malditos abrigos! 

Aun tengo que ir al médico mañana y, como os digo, pegarme con la maleta. Mi vuelo sale a las 17:20, y se que las horas previas van a ser un baño de lágrimas. Pero bueno lo hecho, hecho está, ya no se puede dar marcha atrás, ni quisiera hacerlo. Este es mi reto personal y tengo que ser fuerte. Sólo desearía poder tener a J. cerca...eso me lo haría todo mucho más fácil. Cada vez que pienso en que no podré verle se me rompe el alma en mil pedazos. Y bueno, voy a parar ya que esto empieza a parecer una canción de Alejandro Sanz.

Estas son mis reflexiones previas al vuelo, poco alentadoras. Pero aunque ahora mismo no os lo creáis en general emprendo esta aventura con ilusión y ganas. Me gustaría escribir mañana y contaros las primeras impresiones bien recientes, pero me temo que va a ser un día movidito y no creo que me de tiempo. Pero escribiré pronto, de momento deseadme suerte. Bye!