sábado, 23 de febrero de 2013

El inglés: Ese enemigo a vencer

Hey folks!

¿Disfrutando del finde? Hacéis bien. Yo estoy enclaustrada en casa, ahorrando para la visita de J. que cada vez está más cerca, ¡yupi! Pero hoy no os vengo a hablar de visitas ni de fines de semana. Os vengo a hablar de la razón por la que el 99% de los españoles venimos aquí: aprender inglés. Así que una vez que estás aquí, parece absolutamente imprescindible ir a unas clases de inglés y volverse a España ondeando un título que pruebe que si, que vinimos, vimos y algo aprendimos. Pero, ¿es realmente tan imprescindible?

Por desgracia, en España tenemos el mal de la titulitis: los empleadores prefieren alguien que les ponga un FIRST delante de las narices, aunque jamás haya salido de su casa, que alguien que les demuestre que vivió en un país anglosajón pero que, por lo que fuese, no tiene nada que certifique su nivel de inglés. Así que nos sentimos en la obligación de asistir a clases de inglés, porque si no, no estamos aprendiendo nada.

Yo fui la primera que se sintió así, pero después de casi 5 meses en Inglaterra me doy cuenta de que vale más invertir tu tiempo aquí en relacionarte con gente no española (si puede ser con ingleses mejor que mejor), en ver la televisión inglesa, en leer libros en inglés y, en general, intentar formar parte de la cultura. Porque clases de inglés las puedes da en España, con profesores nativos y por menos dinero, lo que no puedes hacer en España es salir a tomar un café con un grupo de no hispanohablantes, hacerte una cuenta bancaria inglesa, encender la tele y ponerte la BBC. Así que menos cursos de inglés y más vivir la experiencia. Que vale, que hacer un curso de inglés está muy bien, pero por dar un curso de inglés no vas a aprender mágicamente el idioma, es el defenderte en las cosas del día a día  en tener conversaciones en inglés, en oír la radio y ver la televisión, lo que te va a dar el nivel.

Durante mi estancia aquí he ido recopilando, más porque la gente me lo haya ido diciendo que porque yo haya buscado mucho, una serie de recursos que nos pueden hacer la labor de aprender inglés más fácil y son gratis. Os los muestro a continuación:


  • Lee y ve la televisión en inglés: Para mi esto es lo esencial. Yo más que la televisión británica, prefiero ver mis series y mis películas en inglés en el ordenador. Ir al cine también ayuda, aunque con lo que cuesta no está la cosa como para ir todas las semanas. Haz el carné de la biblioteca y lee. Yo empecé leyendo literatura juvenil (Harry Potter, Los juegos del hambre, Crepúsculo... esa clase de libros) y ahora he pasado a libros cortos de adultos. El "truco" está en NO buscar cada palabra que no sepas, porque entonces no avanzas y te acabas desmotivando. La radio también ayuda a hacer oído.
  • Intercambio de idioma: http://www.conversationexchange.com/ Encontrar nativos ingleses con los que relacionarse puede estar difícil, esta página web te da la oportunidad de encontrar personas que quieran practicar español, para que tu puedas practicar inglés con ellos. Obviamente en Cambidge hay muchísima más gente española registrada que ingleses, pero con un poco de perseverancia y paciencia se puede encontrar un partner.
  • Friends International: http://www.friendsinternational.org.uk/  Es una especie de organización que organiza eventos gratuitos en cafeterías y centros para que personas de todas las nacionalidades vayan y se relacionen. He de reconocer que aun no pude ir nunca a ninguno de sus eventos, que me quedan bastante lejos de casa, pero la teoría parece interesante.
  • Cursos gratis de inglés: En Cambridge hay varios, en el Regional College se imparten de 2 a 4 y de 6 a 8, también hay cursos gratuitos en el Anglia Ruskin y en la academia Bell. 
  • Facebook: Simplemente, busca el grupo de au pairs de tu ciudad y pregunta quien se apunta a tomar un café. Más fácil imposible.


Así que ya veis, hay más mundo además de las academias de inglés, que te costarán un riñón.  Para mi desgracia, a mi no me viene bien ningún horario de los cursos gratis, así que descartados. El Regional College tiene cursos de pago a muy buen precio, pero ya no tenían plazas, así que nada tampoco. Ya me había dado por vencida y, como os digo, asumí que dar clases de inglés no es lo prioritario. Pero finalmente nos hemos juntado un grupillo y vamos a dar clases con una profesora particular. La verdad es que ya lo hago más por ocupar en algo el tiempo de las mañanas que por el hecho de mejorar el inglés, pero también es verdad que si tu intención es volver con alguna certificación, dar alguna clase para prepararte el examen es lo más lógico. 

Y aquí lo dejo. Yo voy a seguir con mi sábado perruno, y dentro de un rato traen a las niñas, que se están quedando aquí el fin de semana, así que se me acaba la paz y la tranquilidad. Un besito pocholos y pocholas.

sábado, 16 de febrero de 2013

Oda a mi blog

Si cariños míos, soy tan egocéntrica como para dedicarle una entrada a mi blog. Y es que hace un par de días superé la barrera de las 10.000 visitas y, para que negarlo, me hace sentir orgullosa. Y si celebré las mil, pues más celebraré las diez mil. Esperemos que algún día celebre las cien mil y, por qué no soñar, el millón.

Ni siquiera recuerdo como se me ocurrió empezar con el blog. Se que, tiempo antes de que ser au pair se me cruzara por la mente y cambiase mi vida por completo, ya me lo había planteado alguna vez, pero nunca encontré ningún tema interesante sobre el que hablar. Y de repente, puff, estoy echando a andar un blog y metiéndome en este "lío" tremendo.

Cuando empecé, he de reconocer que estaba segura de que esta es una de esas cosas que empiezas con mucho ímpetu e ilusión, pero que por falta de motivación o tiempo acabaría olvidando pronto. Mi blog acabaría en el cementerio de los blogs olvidados. Pero no. El blog se convirtió en mi vía de escape, en mi forma de expresarme, de conocer personas maravillosas y de compartir experiencias. Así que no sólo no lo dejé de lado, sino que es mi pequeño bebé, con el que disfruto invirtiendo mi tiempo y mi energía.

Hace poco una amiga me preguntó "¿Pero de tanto te sirve el blog?". Uff, si, vaya que si me sirve. Fue a una de las cosas que me agarré cuando estuve tan mal con mi anterior familia, es lo que me mantiene conectada con la realidad y me da perspectiva. Por no hablar de la satisfacción y a subida de autoestima que supone que alguien te diga que le encanta lo que escribes o que le has ayudado en lo que sea. Siempre me ha gustado mucho la literatura y, en consecuencia, escribir. Se que no tengo mucho talento, pero precisamente por eso creo que me apasiona tanto escribir aquí, porque no se trata tanto de hacerlo bien o mal, sino de ser sincera y contarle al mundo lo que estás viviendo y sintiendo. Y nada más. Y vivencias y sentimientos es lo que me sale por las orejas, así que escribo. Más para mi misma que para los demás, pero si encima he conseguido llegar a un puñado de personas y hacerme un huequito en su corazón, pues aun mejor.

Así que MUCHAS GRACIAS. No dejéis de pasaros por aquí, de comentarme, de preguntarme, de sugerirme, porque lo que mantiene vivo el blog sois vosotr@s, las personas que me leeis. Y me gustaría aprovechar esta entrada para pediros que me comentéis todas las cosas que os gustaría ver en el blog y no están, todo lo que creéis que le daría más calidad. ¿Fotos? (si, ya me lo han dicho varias personas) ¿Menos texto? ¿Más texto? ¿Hablar más sobre mis vivencias?¿Más entradas útiles? Lo que sea, no seáis tímidos. No prometo que vaya a introducir todas las sugerencias, pero sí que las consideraré todas

Y para acabar os actualizo un poco acerca de la situación en la casa. El martes y el miércoles estuve todo el santo día con las niñas, menos mal que surgieron planes y estuvieron todo el día entretenidas. El miércoles le dieron el alta a la madre, y yo pasé la noche en el sofá para asegurarme de que todo iba bien. El jueves por la mañana llegaron los abuelos y los pobres, después de un viaje de vetetuasabercuantas horas de vuelta, se ocuparon de todo como unos campeones, fueron a buscar a madre y niñas y se las trajeron para acá, así que tengo la locura en casa. Y poco más, ahora mismo me voy de aquí porque no aguanto escuchar a las niñas ni un segundo más, y después de una semana sin ir a absolutamente ningún lado me marcho a comer con una amiga y a tomar un café por ahí, y de vuelta para hacer babysitting. Y mañana a Londres. Y por fin el lunes se acaba esta pesadilla siniestra a la que aquí llaman half term y las niñas vuelven al colegio, demos gracias al señor. ¡Ah! Y ya tengo los billetes para marchar una semana en Semana Santa.

¡Disfrutad a tope el fin de semana!

jueves, 14 de febrero de 2013

Estos lazos que nos unen

Hola mis queridos/as lectores/as:


Desde que empecé a escribir el blog me habéis preguntado muchas cosas, pero una de las más recurrentes es cómo se lleva esta experiencia con pareja. Mi respuesta es siempre la misma: mal. Es obvio que si quieres a tu novio/a irte 3, 6, 9 o los meses que sean a cientos de kilómetros de el/ella no es ninguna fiesta. Y aunque las nuevas tecnologías ayudan, por una parte no sólo no tiene nada que ver un frío skype con esa sensación de que el mundo es como debe ser cuando te tiene entre sus brazos, sino que además pueden llegar a convertirse en un problema. Qué no está conectado a la hora que debería, que cuando él puede tu aun estás trabajando, que cuando tu puedes él ya está durmiendo, que si vio mi whatsapp pero no me contestó, que...

Que quede clara una cosa. Yo no estoy diciendo que si te vienes dejando a tu pareja en casa no vayas a disfrutar de lo que el nuevo país tenga para ofrecerte, no vas a estar llorando por las esquinas. Sólo que no es plato de gusto estar lejos de la persona a la que quieres. Pero estar aquí también tiene sus ventajas en relación a la pareja, y es que puede que os veáis menos, pero cada vez que os veáis será una pequeña luna de miel, y si os parecéis a mi, os encantará poderle enseñar este extraño mundo auperil, que es nuestro mundo ahora al fin y al cabo. Y además es una buena prueba de fuego: si este tiempo separados no acaba con la relación, no sólo pocas cosas podrían hacerlo, si no que va a salir muy fortalecida.

Lo que yo considero que son las tres claves esenciales para sobrevivir a esto con pareja son amor (obvio), confianza y respeto. La confianza es básica, porque si vas a estar aquí vigilando todos sus pasos en España y rallándote con que qué estará haciendo a cada momento, ni vas a disfrutar tu ni le vas a dejar vivir a él (o ella). Os diría que si no hay confianza ni os molestéis en venir de au pair, pero aun más, si no hay confianza, o empezáis a cambiar la dinámica o mejor dejarlo. Y el respeto, pues lo mismo. La conciencia de cada uno sabrá lo que es una conversación o un baile inocente y lo que es empezar a jugar con fuego. Mi máxima es "no hagas lo que no consentirías que te hiciesen a ti". Creo que es una manera muy karmica y justa de ver la relación.

Un cosa que me parece muy importante es intentar recordar que si, que aunque eres tú la que estás aquí "pasándolo mal" (al menos al principio), tu pareja también está lejos de ti y también está sufriendo. Así que no te olvides de sus sentimientos. Las primeras semanas, que lo pasé muy mal, siempre lo hablaba y me quejaba con J., y él aguantó estoicamente. Hasta que un día me preguntó como me creía que se sentía él, oyéndome cada día sufrir y no pudiendo hacer nada por impedirlo, que si no me daba cuenta de que el sufría también. Y si, hasta que me lo dijo no me había parado a pensarlo, pero es que se queda sufre nuestras penas también, así que hay que tenerlo en consideración.

Yo os diría que tener pareja no debería ser un motivo por el que no venir a hacer esto, y si lo es... es que ahí hay un problema.

Y, como no puede ser de otra manera, voy a acabar con lo siguiente: J., eres quien más me ha apoyado en esta aventura y los mejores momentos de la misma son los que comparto contigo. Me haces más valiente, más considerada con los demás, más alegre, más optimista. No me consientes que me regodee en mis desgracias y me ayudas a buscar soluciones constructivas  Si, tener pareja hace que esto a veces sea un sufrimiento, pero no cambiaría vivir esta experiencia de esta manera, básicamente porque sin tí a mi lado haciéndome creer que puedo no hubiera sido capaz de plantarme aquí. No eres la fuerza que me retiene, sino la que me empuja a descubrir experiencias y a ser mejor persona, a no conformarme, a elevarme aun por encima de mis propias capacidades. No veo el momento de que llegue el 1 de marzo y el mundo vuelva a ser como debe...

¡Feliz San Valentin a tod@s!

lunes, 11 de febrero de 2013

Alicia en el país de las maravillas

Dios, ¡estaba deseando tener un motivo para utilizar ese título! Y es que si hace un tiempo os conté las rarezas y pecados de estos pequeños y extraños amiguitos ingleses (malos trasportes públicos, peor conducción, poca iluminación de las calles, etc.), ahora creo que estoy lo suficientemente a gusto en este país como para hacer una recopilación de las pequeñas maravillas que me he ido encontrando y que sin duda echaré un poco de menos cuando vuelva a España (aunque con una caña y una tapita de jamón seguro que se me pasa la tontería). Vamos allá.

El auténtico país de las maravillas: O de las chorraditas, como digo yo. Aquí puedes encontrar absolutamente cualquier cosa que busques, e incluso puedes encontrar cosas que no sabías que querías hasta que las viste, porque a lo mejor no sabías ni que existían. Les encantan las postales, mandan postales para absolutamente todo, y en cada calle hay mínimo un par de tiendas dedicadas exclusivamente a la venta de postales. Casi todo es, en general, bastante más caro que en España, pero sin embargo aquí existen las "tiendas a 1 pound", que se ríen de nuestros "todo a cien". En las tiendas de todo a un pound puedes comprar desde comida, hasta champús, gel de baño, utensilios de cocina, libros, dvds, material de papelería... Todo de buenas marcas (marcas conocidas, mejor dicho) y todo a un pound o menos. Lo que también hay por todas partes son tiendas caritativas, que venden cosas que hacen ellos mismos, o que otros donan por muy poco precio.

La cultura de la bicicleta: Aunque no creo que todas las ciudades tengan este superávit de bicis que tiene Cambridge, y aunque intentar ir por Londres con una bici sea un suicidio, si que tienen más cultura de ir en bici que nosotros, a pesar de su clima infernal. Cambridge está lleno de bicis, en cada farola, verja, hierrito que te encuentres hay una bicicleta aparcada. Hay mucho carril-bici y los coches respetan bastante. Yo soy una conductora de bicis loca, me salto las señales, me meto lo mismo por aceras que por carreteras... pero da lo mismo. Aquí si un coche se tiene que parar por una bici, se para, y ni te pita ni te dice cosas groseras. Intenta hacer eso en España (si te atreves). Y a parte del hecho de que al haber tantas bicis, hay muchos robos, como el que sufrí yo, puedes comprar una bicicleta de segunda mano rápidamente y barata (que será robada a alguna pringada como yo pero así es la vida). Yo es en Inglaterra donde he descubierto que me encantan las bicis y moverme en ellas, y me va a dar mucha pena volver a casa y no poder hacerlo allí.

Libros, libros everywhere: Aquí puedes comprar libros muchísimo más baratos que en España. En las tiendas caritativas que he comentado y en los mercados, los encuentras de segunda mano por nada de precio. Yo he llegado a comprarme libros por 40 peniques.Pero si los quieres nuevos, en las librerías los hay realmente baratos. Aquí hay una cadena de librerías llamada Waterstones en la que puedes encontrar de todo, y los precios de los libros (aunque también hay de todo en cuestión de precios) ronda los 8-10 pounds. La calidad de las ediciones es la que es, pero para gente joven como yo es el paraíso. Si no me he comprado ya la mitad de la tienda es porque a ver como me llevo todos esos libros a España luego...

Los espacios verdes: Henham sería un asco de pueblucho en medio de la nada, si, pero era uno de los sitios más hermosos que he visto en mi vida. Cambridge es una ciudad, así que no tiene el mismo encanto rural, pero se cuidan mucho de tener y disfrutar grandes parques y zonas de paseo. Yo vivo muy cerca de Jesus Green, que a pesar de ser enorme no es ni el más grande de la ciudad. Todo colindante al río  lo que crea unos paisajes preciosos. La verdad es que ahora en invierno da mucha rabia tener esos parques y no poder disfrutarlos, pero esperemos que la primavera haga pronto acto de presencia.

Los dulces: Con razón hay tanta obesidad. Además de que comen fatal, aquí hacen y venden unos dulces con una pinta irresistible, que saben igual de irresistible. Los muffins, los cupcakes, los cakes, las chuches, los chocolates... Yo me salvo un poco porque siempre he sido más de salado, pero he de reconocer que de vez en cuando algo cae, porque es imposible no comer.

Y hasta aquí. Seguro que alguna cosuca más se me ocurriría, pero también se me ocurren muchas cosas de las que quejarme, como que el sábado salí y tuve que pagar 8 pounds sólo por entrar a un bar. Y eso no mola, no mola nada. Pero aquí seguimos y habrá que pensar en las cosas buenas, ¿no? En las que ya no podremos disfrutar cuando nos volvamos. Y por ahora nos queda enfrentarnos a esta semana que empieza, que para mi se presenta complicada: mi host está en el hospital, las niñas con la tía, los abuelos vuelven antes de su viaje, es el half term y no hay cole... Así que no se que va a ocurrir esta semana, ¡y miedo me da preguntar! Pero cuando nos queramos dar cuenta es domingo otra vez y otra semana se ha ido volando. Que os sea leve chiquitines.

jueves, 7 de febrero de 2013

Primera regla del club de la lucha

Aunque la primera regla del club de la lucha es no hablar del club de la lucha, hoy voy a hacer una excepción y os voy a explicar no sólo la primera, sino unas cuantas reglas que deberás seguir religiosamente si no quieres volver a España con una camisa de fuerza.

Y es que cuando estás buscando familia todo el mundo te promete que esto será algo a lo "Sonrisas y lágrimas", que irás dando por ahí saltitos, cantando con una guitarra en la mano, que serás como una hermana, la mejor amiga de los niños. Que haréis juntos un montón de actividades super divertidas y educativas y ese será tu trabajo. Sólo tengo una cosa que decir a esto: JA! 

Si este trabajo se parece a alguna película, es sin duda al susodicho club de la lucha. Te dan a un número indeterminado de niños sin domesticar, a los que nunca jamás les apetecerá hacer nada de lo que les propongas y, por supuesto, nada de lo que deben: bañarse, recoger sus cuartos, vestirse, irse a la cama... Pero al mismo tiempo te perseguirán todo el rato diciéndote "¿a qué jugamos?", "¿y qué hacemos?". Mira niñ@, tu puñetera habitación parece un Harrods (después de un tornado). Deja de darme la murga y vete por ahí un rato. Y parece que cuando están los padres  la cosa debería ser más fácil, pero no. Para dejarte a ti en ridículo y desautorizada totalmente le irán a los papis con todo tipo de ridículas peticiones que a solas contigo ni se les ocurriría pedir ni tu les dejarías bajo ningún concepto (comer uvas en la bañera, por ejemplo, cosa que me pasó el martes), y que los progenitores de las criaturas consentirán porque vienen cansados de trabajar y claro, como van a invertir 5 minutos de su valioso tiempo libre en educar a sus hijos, que para eso está esta chica en sus 20 a la que acabo de conocer. Considero que si en ese mismo momento no coges un cuchillo y protagonizas tu propia matanza de Texas, te pueden dar el premio a la au pair del año. Pero de estas habrá muuuchas, tendrás cicatrices en la lengua de mordértela, mareos del veneno (espera... esa igual soy sólo yo), muchas cosas reconcomiéndote por dentro. Por eso, ahí van unas cuantas pautas que ayudarán a mantenerte lejos de las instituciones mentales:

Regla nº 1: JAMÁS TRABAJES EN TUS DÍAS LIBRES: Es la regla de oro. Da igual que a la casa se la esté comiendo la mierda, o que los niños se estén abriendo la cabeza los unos a los otros. Es más, intenta estar en la casa lo menos que puedas, sal, queda con alguien, tomate algo. O si vives en medio de la nada y no siempre puedes quedar con alguien pues ve a correr o a dar un paseo, lo que sea. Pero trabajar no, porque es tu tiempo libre por algo.

Regla nº 2: Cíñete a tus tareas: Si has pactado con los padres que sus labores son, por ejemplo, planchar la ropa de los niños, no planches también la de los padres. Se muy bien que al principio todas queremos ser bien agradecidas, demostrar que valemos, que no estamos aquí en plan parásito. Pero primero, más vale esperar a ver si la familia se lo merece, porque todos ponemos nuestra mejor cara los primeros días pero luego a la larga nos acabamos viendo las verrugas, y segundo, lo que tu ves como un favor ellos lo acabarán tomando por costumbre, y el "oh muchas gracias por planchar la ropa, que detalle" pasará a ser "¿Por qué no está nuestra ropa planchada?" el día que no te de tiempo a hacerlo o simplemente no te apetezca.

Regla nº 3: Respira hondo y cuenta hasta 10: Evitará que le claves un tenedor en el ojo a padres e hijos más de una vez.

Regla nº 4: Lo que digan los padres va a misa: Aunque a ti te parezca absurdo, cada uno educa a sus hijos como quiere. Fíjate en lo que los padres les consienten y no les consienten e intenta seguir esa pauta. Aunque a ti te chirrien los dientes al ver ciertas cosas, no es asunto tuyo.

Regla nº 5: Aprende a pasar: J. me dio un buen consejo el otro día. De nada vale enfrentarse a los niños que cuidas, estar machacándolos constantemente con que hagan bien las cosas, con que tengan buenos modales, con que se comporten, con que respeten a los demás... más que para que te cojan manía. Luego te vas a dar la vuelta y los padres van a estropear en un segundo el trabajo de toda la semana. Pero aun más, tu te irás dentro de unos meses y la siguiente au pair no va a hacer las cosas como tu, así que no merece la pena tanta angustia y pelea. Si no están tirando al gato por la ventana, haciendo malabares con cuchillos o prendiendo fuego a la casa, déjalos hacer.

Regla nº 6: No te lo tomes como algo personal: Creo que esta fue la única cosa de valor que me dijo mi antigua host. Los niños no tienen la misma memoria a largo plazo que los adultos. En un momento dado les castigas y te odian y ya no te van a querer nunca jamás de los jamases porque eres la peor au pair de la historia y quieren a su mami, y al minuto siguiente estás jugando con ellos a algo y eres la repera. Y no hay más. Así que cada noche haz borrón y cuenta nueva y retén sólo lo bueno. Ayer las niñas y yo no tuvimos un día muy bueno, pero por la noche P., la pequeña, me puso una pegatina de un gato rosa, que me encanta, en el jersey. La he pegado en la pantalla del portátil para mirarla cada día y recordar que, a pesar de todo, estoy participando en algo muy bonito, que es ayudar a unas niñas a crecer y a convertirse en personas valiosas, y que aunque sólo sea por unos meses, dejaré una huella en sus vidas, y por eso he de intentar hacerlo cada día un poco mejor.

Que ser au pair no es como te lo pintan, eso está claro. Pero no quiere decir que tenga que ser malo. No se me ocurre qué podría haber hecho en este año de mi vida que me hubiese valido más, para aprender sobre mi misma, sobre mis capacidades y limitaciones, sobre las personas. Y con esta profundísima reflexión os dejo, que mañana viene la señora de la limpieza y, en fin, irónicamente no quiero que se encuentre la casa echa un desastre, así que voy a ordenar un poquitín. Un besito corazones!

lunes, 4 de febrero de 2013

Masoquismo

¡Feliz mañana lunera!

¿Cómo empezamos la semana? Y ya de paso el mes, porque sin darme ni cuenta se me ha echado febrero encima. De verdad que siendo au pair, y yo creo que en general estando en el extranjero, el tiempo hace cosas extrañas. Siento que estas tres semanas se me han pasado más que volando y, por otra parte, no me creo que sólo hayan sido tres semanas. Me siento como si llevase aquí (en Cambridge) tres meses. Es increíble que sin comerlo ni beberlo ya me quede poco más de la mitad del tiempo que me propuse estar en Inglaterra. Y a la vez me han pasado más cosas desde aquel fatídico 15 de octubre que aterricé en este país de las que me pasan en un año normal de mi vida. Así que sí, sin duda aquí es tiempo no corre a a misma velocidad que en España.

Pero el motivo principal de mi blog es contaros una novedad introducida recientemente en mi rutina y también explicaros como son ahora las cosas con esta nueva familia, ya que aun no os he contado nada. ¿Y por qué el título de la entrada? Pues por la novedad: tengo otro trabajo. Había una lucha interna dentro de mí desde hacía un tiempo, entre la necesidad de tener tiempo libre para conocer gente, viajar, salir, que es para lo que estamos aquí, y el deseo de ganar algo más de dinero. Pero buscar otro trabajo estaba complicado de todas maneras, porque mis horarios son muy impredecibles y porque necesito mucha flexibilidad para poder ir a casa, para cuando vengan a visitarme, etc. La semana pasada una amiga me pasó un anuncio en el que pedían a alguien para hacer babysittings un par de veces a la semana con un niño de 20 meses. Sin mucha convicción les escribí un correo explicándoles mi situación y mis horarios locos. Aun así me dijeron que me pasase el sábado por su casa para hablar. Estuve a punto de no ir, porque en fin, tener una niñera para depender de los horarios de ella en vez de ser al revés suena ridículo. Pero fui. Y menos mal, porque el karma será puñetero conmigo a veces, pero esta vez me ha guiñado un ojo. La madre, D., me explicó que sólo necesita alguna noche libre para salir con su marido al cine o donde sea, y que cuando sepa los días que tengo libres se lo diga y ella ya se organiza. Para más alegría, el 14 se van un mes de viaje y coincide con la visita de J., por lo que no voy a tener que estar preocupada de si tengo que trabajar o no. Y ya ayer mismo hice el primer babysitting, de 2 a 5 de la tarde. Iba un poco asustada, temiéndome lo peor, pero fue todo como la seda. El niño es un amor y se entretiene él sólo perfectamente, y a las 4 se tumbó en el sofá y se quedó esnucado. Y por estar allí mirando como jugaba el crío y viendo la tele me saqué 20 pounds. ¡Ya era hora de que me saliese algo bien! Pero me siento un poco masoca, porque ya no voy a tener tanto tiempo libre y porque, "no gustándome los niños", no hago más que trabajar con ellos.

Aun así el domingo no fueron todo dichas. Se suponía que el sábado iba a cuidar de las niñas por la noche, pero a la madre le pareció una idea estupenda que, en vez de eso, me las dejaba aquí a dormir. Por la noche todo fue medianamente bien, pero por la mañana, además de despertarme a las 7 de la mañana (un maldito DOMINGO!), y por ende no estar yo para ninguna fiesta, se portaron fatal. La guinda del pastel fue que la madre me dijese que venía a buscarlas a las 10 y apareciese a las 11.30. Y encima aun no me ha pagado la semana pasada (sabe que me la debe, pero todos los días se le olvida sacar el dinero). Os podéis imaginar la situación, podía sentir el humo saliéndome de las orejas. Pero bueno, un día lo tiene cualquiera, y en esta "profesión" cada noche hay que hacer borrón y cuenta nueva y despertarse dispuesta a hacerlo todo un poco mejor.

Y es que no tengo mucho de lo que quejarme, la verdad. No madrugar es una bendición de dios. De fijo, trabajo lunes, martes y miércoles, de 3.20 que recojo a las niñas a... lo que sea. Antes de las 8 no me suelo ir, aunque venga pronto la madre, porque siempre ayudo con la hora del baño y del cuento. Y si la madre viene tarde pues ya, lo que sea. Lo que más tarde me he llegado a quedar son las 11. Pero bueno, que a las 8 meto a las niñas a la cama y lo más que tengo que hacer es ver la tele. El jueves no trabajo. Y el resto de la semana es a suerte o muerte. Si el papá se las lleva el fin de semana, milagro que aun no he presenciado, ya no trabajo más. Pero si no, tengo que trabajar el viernes igual, y probablemente, sábado o domingo, hacer un babysitting. Pero bueno, ya os digo que en general está muy bien, me pagan muy bien para lo que hago y tengo todas las mañanas para mí, no tengo que limpiar... Nada más que jugar con las niñas, tenerlo todo un poco recogido y hacer la cena. Como ya os he dicho anteriormente, mi situación actual no tiene ni la más remota comparación con la que tenía en Henham, y aun así estando allí me decía a mi misma que no debería quejarme porque vivía bien. ¡Ay, que alma más cándida!

Os dejo por ahora, debería hacer algo más con mi vida que estar apalancada en el sofá con el ordenador. Mi pie está ya perfectamente, sin necesidad de ir al médico al final, por cierto. Gracias a los que me habéis preguntado y os habéis preocupado. Disfrutad de la semana, ¡sed felices!