domingo, 28 de octubre de 2012

Popurrí

Hey guys!

Agárrense los machos porque viene una entrada contundente ¡Por fin puedo actualizar desde mi propio ordenador, sin faltas de ortografía y con la ñ! ¡Bien! Seguro (o no) que os estáis preguntando el por qué de mi título ¿Popurrí? Pues he decidido poner hoy este título porque tenía tantos títulos posibles en la cabeza que no podía decidirme por ninguno: “fin de semana”, “primera vez en Cambridge”, “solucionando problemas”, “efectivamente: el ojo del huracán”… Y es que, siendo au pair, un par de días pueden dar para mucho. Pero como diría nuestro amigo Jack, vayamos por partes:

Solucionando problemas: Esto hace referencia a dos cosas, a que he encontrado una manera de poner Internet en mi habitación, y a que por fin tengo bici. Con respecto al Internet, lo que he hecho ha sido comprar una tarjeta prepago en una compañía inglesa llamada three con la que recargando 15 pounds al mes tienes 300 minutos en llamadas a móviles ingleses, 300 mensajes y, esto es lo más importante, Internet ilimitado. Mi móvil, como casi todos los móviles relativamente modernos, se convierte en módem, así que puedo conectarme con el ordenador. Qué maravillosa puede ser a veces la tecnología. Pero como parece que cada solución me conlleva dos nuevos problemas (aburrirme no me aburro…), me ocurren dos cosas. Una es que el cargador de mi móvil hace tiempo que va mal, así que consigo cargar dos rallitas de la batería cada vez y con mucha suerte. La otra es que utilizar el móvil como módem consume mucha batería, así que tengo que tener móvil y ordenador conectados al mismo tiempo a la corriente para poder utilizar el Internet sin interrupciones. Y a parte de que como os digo, el cargador va fatal, sólo tengo un adaptador de corriente, así que o conecto uno, o conecto el otro, hasta que a alguno de los dos se le muere la batería. Menos mal que voy para España el lunes y puedo comprar una regleta, un adaptador, y que me está esperando un móvil nuevo cortesía de Movistar y de los 64 leuros que van a salir de mi bolsillo. Realmente me hubiese salido más barato comprar el mismo móvil aquí y sin las chorradas de los programas de puntos, pero bueno, lo hecho, hecho está. Y con respecto a la bici, pues si, después de un par de semanas de búsqueda, hoy, así de repente, contacté con una chica y quedamos en Cambridge para comprar la bici. Esto lo contaré después, porque ha sido toda una aventura. En fin, yo creía que esto de la bici iba a ser la panacea, pero vamos, nada más lejos de la verdad. Se montar en bici, porque aprendí de pequeña y, como se suele decir, eso nunca se olvida, pero lo hago de pascuas en ramos y no estoy acostumbrada en absoluto, así que la vuelta de la estación de Elsenham a “mi” casa ha sido una paliza buena, y unos 25 o 30 minutos y a ratos bajándome de la bici porque ya no podía más… La suerte me ha sonreído un poquito y, después de haber estado lloviendo todo el día, el rato de la bici ha estado completamente despejado y con luna, por lo que he podido ver bien. Pero habrá otros días en los que lloverá y como aquí no hay ni una tristísima luz en las carreteras, pues tendré que volver de aquella manera y me atropellará un coche o de alguna forma moriré. Pero bueno, supongo que también me tendré que acostumbrar a esto, hacer pierna y echarle valor.

Fin de semana: Este es el segundo fin de semana que paso aquí, y si, me he animado a salir un rato. Pensareis que esto es bueno, y si, lo es, aunque no todo ha sido como yo me esperaba. El viernes no tuve un buen día, estaba exhausta de la semana y me tocaba el cleaning, así que para cuando llegó la tarde estaba más que muerta. Pero había quedado para ir a jugar a los bolos a Bishop’s y, dado que era la primera vez que salía por aquí de noche, pues me apetecía probar. Aun no tenía la bici así que un amigo de M., la otra au pair del pueblo, nos vino a buscar. A mi no me suele gustar montarme en los coches con gente que no conozco, pero si encima conducen como Dani Sordo metido de tripis pues ya para que quiero más. Iba más tensa que la cuerda de una guitarra. Pero si vives en el culo del mundo como yo, a veces tienes que hacer de tripas corazón si quieres salir un rato. En Bishop’s nos reunimos con más gente para jugar unos bolos. Se hicieron rápidamente dos grupos de españoles y no españoles y, aunque se que esto está mal y es lo menos recomendable, para la socialización y para el inglés, estar un rato con españoles y hablar con ellos me “prestó” (va por vosotros, Lucía y Jairo). También escuchar que, quien más y quien menos, tiene sus cosas con sus host families me dio cierta tranquilidad. Los bolos se acabaron, y M., el chico que nos llevaba a casa y otra chica querían irse de fiesta, y los españoles irse a dormir. Así que ahí estaba yo, queriendo ir a dormir también pero sin más remedio que aguantar hasta que el que me devolvía a casa, que ya llevaba dos pintas encima, decidiese irse. Y menos mal que aquí cierra todo a las 2 de la mañana, porque si llega a cerrar a las 4.30 como en España me muero allí mismo, no sólo de agotamiento, sino de lo fuera de lugar que me sentía. Ellos son más jóvenes que yo y están deseando desmadrarse, emborracharse y enrollarse con lo primero que pillan. Yo, irme a la camita. Claro que hay días que me apetece salir como Dios manda, pero cada vez son los menos. Así que allí estaba yo, sintiéndome realmente incómoda, y viendo como el que me tenía que llevar a casa sana y salva, y que ya de sereno conducía como un loco, se metía otras dos pintas entre pecho y espalda. Pero finalmente los bares cerraron, nos fuimos a casa y llegar, llegué. Pero de alguna manera esta salido no me reconfortó, sino que me dejó aun más agotada e inquieta y tuve pesadillas la breve noche que dormí, porque a las 8.30 ya estaba despierta. Nota aparte, aunque me desperté a esa hora, estuve en la cama y leyendo bastante rato, así que salí de la habitación tarde. S, la madre, me dijo que anoche había llegado muy tarde. ¿Muy tarde? ¿Un viernes a las 2.30? Y que a las dos estaban despiertos aun esperándome… Y yo que pensaba que había dejado a mi madre en España, y que los días de “menudas horas de llegar anoche eh” ya se habían pasado. Efectivamente, que los bares cierren a las 2 se me hace extremadamente raro e inquietante. Yo ya soy más tranquila a la hora de salir y no me voy muy tarde a casa, pero que cierren a las 2 provoca situaciones tan siniestras y bizarras como que un “hombre”, por llamarle algo, esté totalmente borracho tirado en el suelo a las 11 de la noche, o que entres en una discoteca a la 1 de la mañana y te encuentres lo que te encontrarías en España en un after a las 8. ¿Y por qué hay tantos tíos solos acechando como si en vez de de fiesta estuvieran de caza? Es siniestro. En conclusión, esto es otro mundo, y hay que adaptarse, con la mentalidad de que dentro de unos meses volveré a España y los bares y la fiesta a las horas “adecuadas” seguirán en su lugar. Lo ocurrido el sábado mejor os lo cuento en el siguiente punto, y el domingo es día de descansar, recuperar fuerzas y hacer babysitting e igual una peli con M.

Primera vez en Cambridge: Hoy, sin comerlo ni beberlo ni planearlo para nada me he plantado en Cambridge. Y ha sido toda una aventura. Todo empezó esta mañana, cuando vi una bici que me interesaba y escribí al vendedor. Un rato después vi que me había respondido, diciéndome que podíamos quedar en Cambridge a las 2. Ya me venía un poco tarde, y estaba por decirle que mejor mañana, pero como mañana no hay bus para ir a la estación, pensé “que narices, pues me voy a Cambridge”, y la dije que a las 16.30 estaría allí. Ya iba con el tiempo justo, porque tenía que coger el bus de las 15.05, para llegar al tren de las 15.22, así que me vestí a toda leche y salí pitando. Que casualidad que, habiendo estado todo el día despejado, justo cuando estaba esperando al autobús en medio de un prado, que es donde para, se pone a llover como si no hubiese mañana. Ahí estaba yo, debajo del chaparrón que parecía la huerfanita Annie. Lo que no fue casualidad fue que el autobús llegase tarde, ya que siempre lo hace. Yo estaba rezando a todos los dioses para que llegase puntual, pero no me hicieron caso. Así que si tenía que llegar a las 15.05 llegó a las 15.15. Yo estaba segura de que perdería el tren, porque encima aun no había ni comprado el billete. El autobús llegó a la estación de tren, crucé corriendo al otro andén, fui a sacar el billete en la máquina, y esta no funcionaba… ¿Por qué a mí, que soy una buena persona? Y vino el tren, y yo no sabía que hacer, si montar sin el billete, si me multarían, si le podría comprar el billete al  revisor. Vi que salía una señora y le pregunté a grito pelado: CAN I BUY THE TICKET IN THE TRAIN!? Yo estaba tan acelerada que sólo me faltó zarandearla de los hombros mientras le gritaba. No se que me dijo, pero me hizo señas para que entrara, así que no sabía, salir, entrar, salir… finalmente me quedé dentro. Todo sudorosa y con cara de trastornada le pregunté a una pareja dentro si había revisor y si podría comprar los billetes, preocupada de que me metieran una multa por no llevar billetes, pero me dijeron que no había revisor, y que creían que podría comprar el billete en la estación de Cambridge. ¿Os viene a la mente la típica gente medio loca que a veces está en los transportes públicos haciendo cosas raras? Pues ayer yo era esa persona. Ya por fin me calmé y me senté, y al llegar a Cambridge, efectivamente, unos hombres con unas maquinas situados en las barreras me dieron el billete de ida y de vuelta, sin multarme ni nada por el estilo. Así que allí estaba, plantada en Cambridge con una vaga idea de adonde iba. Pero no tuvo mucha pérdida, encontré a la chica donde habíamos quedado, me dio la bici, yo la di el dinero, y sin más cada una se fue por su camino. La bici es de montaña y, aunque yo no entiendo absolutamente nada de bicis, parece estar nueva y en buen estado. Y como os digo, con ella volví a casa, así que funcionar, funciona. Después me reuní con Lucía y Jairo y dimos una vuelta, conocí un poco la ciudad, tomamos algo, fuimos al Primark… Las cosas que más me han llamado la atención de Cambridge son la enorme cantidad de bicis que hay, amarradas a cada árbol, poste, farola, verja, cientos y cientos de bicis, y lo prontísimo que cierra todo. Pase que entre semana, que de todas formas yo a las 10 ya estoy soñando con los angelitos, todo cierre pronto, pero que una cafetería cierre un sábado a las 6 y media de la tarde… ¡venga hombre! Siempre me había gustado mucho Inglaterra en general y Londres en particular, pero me he dado cuenta de que no saben vivir la vida. ¡Con lo bien que estaba yo en España, tomándome mis cañas a las 10 de la noche!

Efectivamente: El ojo del huracán: En una entrada anterior comenté que ya podía decir que estaba bien, pero que no sabía si esto sería permanente o si volvería a caer en la tristeza y la angustia. Pues he vuelto a caer. El viernes me levanté fatal, creo que en parte por el cansancio acumulado de la semana y por la perspectiva de tener que hacer el cleaning, que es una paliza. Estaba reventada y sólo tenía ganas de llorar. Y aunque es verdad que a veces tengo momentos así aun, pero se me pasan, el viernes no se me pasó y este nudo en la garganta que se niega a deshacerse parece que se ha instalado y ya no se quiere ir. Debería estar contenta porque me voy mañana a casa y voy a poder traerme un montón de cosas que me harán la vida más agradable, a parte de estar con mi familia, amigos y J. Pero no se por qué, esto en vez de consolarme, me angustia más. La perspectiva de tener que volverme y esta vez ya si, hasta Navidades, me mata. Ya he escuchado todos los consejos habidos y por haber ( y los agradezco de todo corazón): céntrate en las cosas buenas, aprovecha y sal y diviértete, busca cosas para distraerte, no te presiones a ti misma y date tiempo, se fuerte, no pienses tanto en las cosas… Y yo lo intento hacer todo. Puedo intentar centrarme en las cosas buenas, en aprovechar que estoy aquí y disfrutarlo, en centrarme en que no es para siempre, que son unos meses y cuando vuelva todo estará allí, nadie se habrá ido a ninguna parte, puedo intentar no pensar. Pero el nudo que no me deja respirar, los nervios, los ratos de querer llorar, ahí están, y no puedo controlarlos como puedo intentar controlar a mis pensamientos. Igual dos semanas no son suficientes, igual necesito más, igual nunca me adapto y me tengo que volver, quien sabe. No quiero rendirme, pero tampoco pasarlo mal. Así que el plazo son las Navidades: si para Navidad no hay perspectivas de mejora, me vuelvo a casa. Pero también quiero poner los medios para intentar mejorar, intentar relacionarme más, conocer más gente, planear cosas, comer a mis horas aunque no tenga mucho apetito (sigue dándome asco todo). Y dejar que el tiempo pase, sin obsesionarme con los días que quedan para navidad, los meses que quedan para volverme a casa, ni todas esas cosas.

Hoy os habéis comido una entrada de las largas, y si habéis llegado hasta el final, ¡sois unos auténticos campeones! Y os lo agradezco. Os escribiré desde España. Bye!

4 comentarios:

  1. Sabes? Eres muy inteligente, sabes lo que tienes que hacer y además lo intentas, porque sabes que te ayudará a sentirte mejor.
    Esos sentimientos son normales, llevas poquito tiempo, dos semanas se te hubieran pasado volando en tu casa. Ahora todo es nuevo y diferente, pero no peor.
    Date tiempo, se flexible. Y acuérdate de quién eres y lo que vales, tienes un montón de habilidades para superar la situación.
    Ya acabo =) Que nunca nos hemos visto y quizás me estoy tomando demasiada confianza jeje.
    Lo estás haciendo muy bien! Sigue así.
    Un abrazo.
    P.D. Me encanta leer tu blog, estoy muy enganchada :P

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. OH GRACIAS!! Tus palabras son muy agradecidas. El blog me es muy terapeutico y estoy encantada de escribirlo, y de hoy que al menos a alguien le interesan estas pajas mentales que me monto yo sola. En seria, gracias, mil gracias por tus palabras.

      Eliminar
  2. Me lo he leído entero y además me perdí parte de Xfactor, que lo sepas!jajaja

    No te voy a decir más cosas que te haya dicho ya, tú ya sabes lo que tienes que hacer e intentar. Sabes que nos tienes aquí y que tienes a mucha gente más y otros cuantos que conocer. Como ha dicho Cristina en el comentario anterior: esto es nuevo y diferente, pero no peor. Bueno algunas cosas si que son peores jajaja pero es eso, es diferente y ya sabes la palabra mágica: adaptación. Y pensar en que hay gente peor que tú también consuela :P

    Que tengas una semana genial en España y aprovecha para cargar las pilas y coger fuerza.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya sabes que si no fuera por ti...jejeje. Ya no puedo decirte mas de lo que ya te he dicho, lo que Jairo y tu significais para mi. Asi que no os canseis de aguantar mis lloriqueos please!!

      Eliminar