lunes, 10 de septiembre de 2012

El arte de la paciencia


Buenas!:

¿Como llevamos esta mañana lunera?Aunque no tengo novedades de la agencia quería postear algo útil. Lo escribí la semana pasada pero con la emoción de la entrevista no lo publiqué, así que aquí va:

La cuestión es que estos días mi sobrino mayor ha decidido que todos en mi casa necesitamos practicar nuestra paciencia, así que se ha puesto en plan porculero in extremis a ver cuanto aguantamos sin tirarlo por la ventana. Absolutamente todo le provoca una rabieta, con sus 10 añazos, ahí donde le veis. Esta situación me hace plantearme si realmente tengo la paciencia necesaria para ser una au pair. Si soy completamente sincera, se que tengo muchas cualidades que me hacen ser buena con los niños, pero la paciencia no es en la que más destaco. A ver, entendedme bien: no es que no tenga nada de paciencia, si no que no soy una Santa Teresa. No soy capaz de aguantar estoicamente y con una sonrisa cada pataleta y caprichito de un niño. Y es que esto está claro: los niños vienen con un máster de manipulación y tiranía debajo del brazo. Sin embargo también opino que si sabes educar bien a un niño, te basta con la dosis de paciencia estándar para que la convivencia sea pacífica y feliz.
Con esto en cuenta, me gustaría recapitular algunas pautas que, después de las clases de Psicología Clínica Infantil y de los múltiples visionados de Supernanny, concluyo que deben ser como la biblia para cualquiera que cuide de un niño:
  • Coherencia: Esto es como la piedra de toque y se compagina con la rutina. Lo que quiero decir con coherencia es que si no se puede comer nada antes de la cena, pues no se puede, y todos lo que cuidan del niño deben estar de acuerdo con esta norma. No vale que hoy te dejo comer una galleta y mañana no, porque el día que no le dejes la que te vas a comer una rabieta vas a ser tu.
  • Consecuencias: Los niños necesitan saber ya desde pequeños que todo lo que hacemos tiene una consecuencia. Que si haciendo el tonto tiras un vaso, hay que fregar lo que se mancha. Que si no haces los deberes no te puedes ir al parque. Obviamente las consecuencias han de ser proporcionadas a la conducta y a la edad del niño, de nuevo coherentes (la misma conducta tienes siempre consecuencias iguales o parecidas), y tienes que haber consecuencias positivas a conductas positivas.
  • Atención: Aunque no lo parezca, es la mejor arma que poseemos quienes cuidamos de niños. Ellos buscan la atención con las buenas acciones y con las malas. Así que para fomentar buenas actitudes hay que alabar, atender y dar cariño cuando el niño hace algo bien (cuando acaba los deberes, cuando pinta o juega tranquilamente, cuando se baña solo, cuando come bien) e ignorar lo que no queremos que se repita.
  • Firmeza: Se podría decir que la paciencia influye también. Consiste en que si el niño te pide algo y tu le dices que no, es que no. No hay que intentar razonar ni explicar durante media hora. Y si se arranca con un berrinche, hay que ignorarlo y aguantar hasta que se le pase, pero nunca ceder, porque si después una hora de llorar le das lo que pide, la próxima vez será capaz de llorar dos horas si es necesario porque sabe que le funciona.

Ahora bien, si alguien que tiene hijos o que está con niños mucho tiempo lee esto, se que va a pensar "que bonito y fácil es decirlo...pero hacerlo es otra historia". Lo se. Ver llorar a tu hijo/sobrino/niño que cuidas es desesperante. Pero lo que hay que plantearse es que aunque es duro a corto plazo, a largo plazo es muchísimo mejor para ti, para el niño y para vuestra relación. Espero que esta entrada sea instructiva, y que me recuerde a mi misma cual debe ser mi mantra una vez empiece a cuidar del niño/de los niños. 

Y antes de acabar quiero decir que estamos en Septiembre, ¡viva! Hace poco leí en un tweet que septiembre es el lunes de los meses, pero después de un verano sin hacer nada septiembre me trae todos los estrenos de temporada que tanto llevo esperando. ¡Por fin vamos a conocer a la madre de los hijos de Ted! Y vamos a saber que le pasa a Howard en el espacio, si Jane encuentra a John El Rojo y mil cosas más...para lo que aun nos queda una larga espera es para saber si el invierno llega o no llega. Pero llegará, todo llegará. Así que con esta reflexión sobre septiembre me despido, ¡adiós!

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